Todos en algún momento hemos sentido ansiedad. Es algo común y natural siempre y cuando no te incapacite en áreas de tu vida, te ponga en riesgo y/o te desregule.
La ansiedad puede servir como un motor para trabajar, realizar una tarea específica, llegar a tiempo a algún lugar, desarrollar un proyecto, entre otras actividades. Sin embargo, es importante identificar cuándo comienza a afectar más allá de las situaciones del día a día.
La ansiedad es multifactorial. Hay que tomar en cuenta:
La genética y antecedentes familiares.
El aprendizaje en el manejo de emociones y resolución de conflictos.
Factores externos como el contexto, las relaciones y la cultura.
Las vivencias específicas de cada persona.
Actualmente, las redes sociales y el uso continuo de dispositivos electrónicos también juegan un papel muy importante. Desde las neurociencias ya se ha demostrado cómo influyen en el aumento de la ansiedad.
Taquicardia.
Aumento de la frecuencia respiratoria.
Debilidad o sensación de no tener fuerzas.
Insomnio.
Temblores.
Inquietud.
Hormigueo en partes del cuerpo.
Sudoración excesiva.
Dolores de cabeza o migrañas.
Dolores de estómago.
Dolores musculares (tensión).
Sensación de ahogamiento o falta de aire.
Mareos o vómitos.
Pérdida de apetito o comer en exceso sin saciarse.
Sobrepensar.
Ideas rumiantes.
Pensamientos intrusivos.
Creencias irracionales.
Preocupación excesiva.
Intranquilidad.
Ideas catastróficas.
Miedo, pánico o temor.
Sentimiento de peligro.
Irritabilidad.
Desesperación.
Dificultad para concentrarse, pensar y/o tomar decisiones.
Si identificas varios de estos síntomas de manera constante e intensa, es necesario buscar ayuda profesional.
Distracción del pensamiento: no alimentes las ideas, puedes imaginar un letrero mental de
“ALTO” y continuar con tus actividades.
Técnicas de respiración: por ejemplo, la respiración en cuadrado → inhala en 4 tiempos, retén en 4, exhala en 4 y vuelve a retener en 4.
Meditación o mindfulness: enfócate en el presente a través de tus sentidos. Ejemplo: escuchar música, observar tu entorno, saborear y notar las texturas de la comida, tocar un objeto y percibir sus sensaciones, colocar un hielo en tus manos o meterlas en agua fría.
Hobbies y ejercicio constante: mínimo 3 veces por semana durante 1 hora.
Caminar: diariamente o al menos 3 veces por semana durante 30 minutos.
Estiramientos regulares.
Actividades artísticas: dibujar, escribir, tocar un instrumento.
Escucharte: toma los síntomas como señales para preguntarte: ¿qué necesito?, ¿cómo me siento?
Enfrentar emociones: valida lo que sientes y conecta contigo mismo.
Hacer lo que disfrutes: actividades que te den plenitud y bienestar.
Desde otra perspectiva, la ansiedad también puede ser una maestra que te invita a:
Modificar la manera de interpretar la realidad.
Deshacerte de creencias limitantes.
Perdonar y perdonarte.
Recuperar tu libertad interior.
Hacer lo que te gusta y ser tú mismo.
Perder el miedo al rechazo o al abandono.
Poner límites.
Decir “No”.
Dejar de depender.
Cuidarte.
Conectar con tu esencia.
Trata de ser compasivo contigo mismo: la ansiedad viene a enseñarte algo.
Si necesitas ayuda, contáctame:
Daniela Riquelme Benítez
Psicóloga
Terapeuta Familiar y de Pareja
📞 477-392-78-81
📍 Atención presencial en Chihuahua, Chih.
💻 Atención en línea
¡Ponte en contacto!
Llamar
(477) 392 7881
DIRECCIÓN
Tecnológico y Juan Escutia La, Cayena, Gloria, 31130 Chihuahua, Chih.
Horas
Lunes – viernes: 11 am – 8 pm
Sábados - Disponibilidad varia - llámanos para agendar tu cita